¿Por qué la incertidumbre del entorno hace más complejas las decisiones estratégicas en las empresas? Esta es una pregunta de interés para los estudiosos de las ciencias de la decisión, campo íntimamente relacionado con el de la estrategia empresarial. Su respuesta no es necesariamente tan obvia como podríamos imaginar.
En tanto la estrategia de una empresa es un conjunto de decisiones, que hacen explícitas sus escogencias, decidir es esencial en la labor del estratega. Las ciencias de la decisión exploran, entre otras cosas, la forma en la que dichos estrategas incorporan la incertidumbre del entorno en su proceso de toma de decisiones, para tratar de responder la pregunta inicial.
En síntesis, y en lenguaje simplificado, predominan hoy entre estos académicos dos hipótesis de cómo ello sucede. La primera sostiene que la incertidumbre afecta de manera directa y genérica al estratega. La segunda, indica que la incertidumbre del entorno se incorpora de forma específica en cada decisión particular, desde hacerla más compleja, y no de manera directa y general. Y, ¿por qué es esto relevante? Mientras la ciencia sigue explorando el asunto, las dos hipótesis, y lo que los científicos ya han encontrado alrededor de cada una, tienen implicaciones prácticas y prescriptivas que nos pueden resultar de utilidad como estrategas.
La primera aproximación sostiene que la incertidumbre del entorno impacta la forma en la que pensamos y analizamos, altera nuestro estado de ánimo, genera condiciones de estrés, hace más difíciles las actividades del negocio, deteriora las expectativas, y así entonces afecta de manera generalizada nuestra forma de abordar las decisiones estratégicas. Este efecto de la incertidumbre es distinto en cada persona, por lo cual no es pertinente suponer que todos leemos el entorno de manera homogénea, como tampoco que sentimos un nivel de incertidumbre necesariamente comparable.
La segunda nos invita a pensar de manera más cautelosa. Sugiere que la incertidumbre del entorno no debería generarnos cambios genéricos o esenciales, automáticos o aleatorios, en la forma de decidir. Esto debido a que dicha incertidumbre se incorpora a la realidad de manera específica desde hacer más complejas algunas decisiones en particular, y no todas en general. En otras palabras, un entorno más incierto es capturado por la complejidad de las decisiones que un estratega enfrenta, y no directamente por el estratega en su naturaleza o comportamiento.
Quizás la experiencia nos diga que vivimos realmente entre ambas aproximaciones. La oportunidad es hacer consciencia de la forma en la cual incorporamos la incertidumbre del entorno en la cotidianidad. Podemos evitar escepticismos innecesarios simplemente reconociendo sus respetables impactos directos en nosotros, y las decisiones específicas que sí son ahora más complejas.