Estudio de la firma Equilar reveló que la permanencia de los presidentes ejecutivos de empresas del Índice S&P 500 pasó de 6 años en 2013 a 5 en 2017.
La sucesión del presidente ejecutivo o gerente general de una empresa es una de las decisiones más importantes a cargo de una junta directiva, dado su impacto para la compañía y su futuro. Un estudio publicado en 2018 por la firma estadounidense Equilar, reveló que la permanencia media de los presidentes ejecutivos de las empresas del Índice S&P 500 pasó de 6 años en 2013 a 5 años en 2017.
Otro estudio del centro de investigación en gobierno corporativo de la Universidad de Stanford, en una muestra cercana a 5.000 empresas transadas públicamente en Estados Unidos, encontró que el 50 por ciento de sus presidentes llevaban menos de 5 años en ejercicio. En un escenario de permanencias más cortas de los ejecutivos en sus cargos, la probabilidad de tener que enfrentar tal sucesión desde la junta es hoy mayor.
No es casual que la falta de preparación de las juntas para la sucesión del presidente sea reconocida por expertos como una causa común de crisis en esa instancia. Aún así, en ellas las conversaciones al respecto no son comunes, entre otras, por temor a ser mal interpretadas o considerarlas poco prioritarias en condiciones normales.
Los escenarios de sucesión del presidente son muy variados para una junta directiva. La sucesión puede darse de manera programada, o bien resultar necesaria, de forma intempestiva, por una desgracia, la renuncia de la persona a su cargo o por eventos que deriven en la decisión de su despido. Así mismo, tienen particularidades casos como la sucesión de un presidente ejecutivo fundador de su empresa, o la de un presidente emblemático de muchos años en el cargo y heredero de un legado significativo.
Las buenas prácticas desde la junta para enfrentar la sucesión del presidente ejecutivo involucran, entre otros, dos elementos claves: definir criterios para elegir a un sucesor y tener un plan de emergencia. Los expertos Ram Charam, Dennis Carey y Michael Useem, autores del libro Juntas que lideran, consideran que los criterios de elección deben incluir elementos de experiencia gerencial, conocimiento de la industria, capacidad y estilo de liderazgo y características personales. Dichos criterios necesitan estar alineados con la estrategia, el modelo de negocio y la cultura de la organización, así como con las necesidades de corto y mediano plazo de todas sus partes interesadas. Esta definición de criterios, útil para abordar una sucesión programada o enfrentar una emergencia, debe idealmente incluir el concepto de la junta directiva, del presidente ejecutivo y los miembros más cercanos de su equipo, e incluso de los accionistas, cuando sea pertinente, por ejemplo, en las empresas familiares.
Para efectos del plan de emergencia, los candidatos naturales para asumir la presidencia ejecutiva, de manera temporal o definitiva, suelen estar en el equipo gerencial y eventualmente en la junta directiva. Por esto es de valor que los miembros de la junta tengan exposición a los ejecutivos claves de la empresa, que interactúe con ellos en comités especializados y socialmente, e incluso que se involucren en su selección, ya que en ese proceso podrían estar escogiendo a un futuro presidente para la organización.
Ser miembro de una junta directiva o presidente ejecutivo de una empresa, implica estar en capacidad de sostener conversaciones importantes, potencialmente difíciles. Esta es una de ellas.