Buenos propósitos

¿Por qué es tan importante hoy que las empresas tengan claro su propósito?

Los tiempos que vivimos hacen más urgentes reflexiones profundas al interior de las empresas sobre temas que ya aparecían en su agenda antes del inicio de esta crisis humanitaria. De una parte, el capitalismo consciente y la idea de hacer empresa considerando las necesidades y expectativas de todas las partes interesadas que la rodean y no solo de sus accionistas. 

De otra, la prevalencia persistente, según diversos estudios, de una alta insatisfacción y un bajo nivel de compromiso en una proporción significativa de las personas que integran las organizaciones. Así mismo, las expectativas más elevadas de la comunidad respecto al papel de las empresas en la sociedad, visibles en una población joven que con mayor consciencia elige que productos y servicios utilizar o a qué organización vincularse para desarrollar su vida laboral. Temas como estos, en medio de la situación actual, han invitado a las empresas a conversar de nuevo sobre su propósito.

En los meses recientes hemos visto proliferar escritos al respecto, procedentes de la academia y de reconocidas firmas consultoras especializadas en temas de estrategia, llamando la atención sobre los beneficios tangibles para las organizaciones de tener un propósito bien definido, y su utilidad práctica para abordar asuntos como los mencionados.

El propósito de una empresa expresa el impacto positivo que desea generar en su entorno, y explica el porqué de lo que hace. Esa propuesta de valor esencial que le presenta una empresa a la comunidad explica su razón de existir y la hace merecedora de la licencia social necesaria para ser considerada en aquella un miembro pertinente. Así entonces, un propósito bien definido comunica hacia el exterior de la empresa el compromiso con sus partes interesadas, y a los clientes les aclara lo que quiere significar para ellos. 

Hacia el interior, el propósito debe facilitar a las personas que integran la organización el darle sentido a su cotidianidad laboral, que contribuye a una causa superior, lo que a su vez genera una conexión tangible entre su trabajo y su propósito personal. 

En cuanto a la estrategia, el propósito de una empresa fortalece su capacidad para conservar y atraer el talento necesario para ejecutarla, orienta la definición de la cultura organizacional deseable y los valores que la soporten, e informa decisiones respecto al ámbito de negocios en el cual participar y las características de los productos y servicios que ofrece. 

En esta época frenética, que reta nuestra capacidad de atención, es todavía más relevante que cada empresa cuente con un propósito creíble y auténtico, concreto y corto, fácil de entender y recordar, coherente desde lo ético y con sentido desde lo racional, capaz de despertar genuina conexión emocional y suficientemente sólido para mantener vigente su licencia social. 

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