Pensadores estratégicos

Ian Bremmer menciona 10 claves para convertirnos en mejores pensadores estratégicos.

Pensar estratégicamente es algo que hacemos los seres humanos de manera permanente, incluso en modo inconsciente. En tiempos más exigentes, es indispensable utilizar esa capacidad de forma deliberada y estructurada. No sorprende que ahora sea consistentemente una competencia deseable en los perfiles gerenciales, o que este incluida entre las capacidades a fortalecer para navegar la nueva economía o, como algunos llaman esta era, la nueva humanidad.

Ian Bremmer es el fundador y presidente ejecutivo de la firma Eurasia Group, experta en análisis estratégicos geopolíticos. Doctorado de la Universidad de Stanford, y autor del libro El poder de las crisis escrito en 2022, Bremmer menciona en una publicación reciente 10 claves para convertirnos en mejores pensadores estratégicos. Les comparto una síntesis de las recomendaciones de esta voz experta.

En primer lugar, es fundamental cultivar la curiosidad. Ella nos permite observar y escuchar con atención para captar insumos valiosos del entorno en cada momento, tanto de tendencias como señales tempranas, ya que son la información más fresca que tenemos del futuro.

Segundo, necesitamos abrir la mente, ello significa estar dispuestos a reflexionar intencionalmente sobre lo que nos rodea para desafiar paradigmas que nos guían, así como a refrescar nuestra perspectiva y lentes desde los cuales observamos. La curiosidad es inútil en una mente cerrada o irracionalmente anclada.

Priorizar es el tercer elemento, el cual sugiere hacer un esfuerzo por discriminar lo relevante del presente para el futuro, desde el contexto. No basta con observar y ajustar paradigmas, es importante imaginar el impacto futuro de esa nueva información priorizada, a esta cuarta clave Bremmer la denomina hacer sentido.

En quinto lugar, para fortalecernos como pensadores estratégicos es importante el conocimiento de sí mismos, lo cual nos permite entender nuestros sesgos y expectativas, así como la historia personal desde la cual observamos el mundo.

Nuestros estados emocionales particulares afectan la lectura que elaboramos del entorno y el sentido que hacemos de la información, por eso en el sexto elemento Bremmer sugiere una relación directa entre la consciencia emocional, para reconocer apegos e incomodidades, y la solidez de la reflexión estratégica.

En séptimo lugar es importante la autoestima, para admitir y asumir sin frustraciones insuperables las conclusiones o decisiones equivocadas, la cual es compatible con tener el ego bajo control, el octavo elemento, para respetar visiones y análisis diferentes a los propios.

Rodearse de personas diversas, para evitar círculos cerrados de validadores, y hacer estrategia, en tanto la práctica hace al maestro, son las dos recomendaciones adicionales.

En medio de la cultura de la ocupación, es importante hacer una pausa desde aceptar que pensar también es trabajo de verdad.

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